sábado, 7 de mayo de 2011

Sobre el manejo indirecto de las decisiones

El célebre libro de John Grisham “La Apelación” recogía una de las formas más perversas de democracia. Grandes grupos empresariales “colocaban” como jueces a gente que luego, por relaciones de dependencia, juzgaba a su favor. Los jueces eran independientes, pero quienes los elegían, no. Y si escoges jueces que tienden a pensar como tú, controlas el proceso de forma indirecta.

La noticia de que un miembro del comité de arbitraje de la UEFA (los que deciden los árbitros de los partidos) es director de proyectos del FC Barcelona me ha dejado estupefacto. Sorprende que Marca no haya recogido la noticia (¿acaso será porque no la dieron ellos como primicia?).

Se lo pongo de la siguiente forma: el que decide con qué árbitro juega el Barcelona patrocina al Barcelona. O dicho de otro modo, el que decide con qué árbitro juega el Madrid patrocina a un rival del Madrid. Es como pedirle al hermano del juez Garzón que determine los jueces que juzgarán a Garzón.

Las manipulaciones nunca se hacen de forma directa (el hermano de Garzón juzga a Garzón). Son descaradas, fáciles de detectar. La manipulación actual es más sibilina. Consiste en el control de los que deciden.

Al igual que en el libro mencionado al principio, al controlar el proceso indirectamente, no aseguran el resultado pero sí lo desequilibran a su favor. El director de proyectos de UNICEF, al no ser él el juez, siente que no tiene conflictos de intereses, y su rol es escoger cuál de los árbitros independientes pitará. Pero es perfectamente consciente de que escogiendo un árbitro u otro influye sobre el resultado. Asimismo, el proceso se nutre a la inversa: los árbitros saben que serán escogidos para estas oportunidades si pitan de una determinada forma. Siguen siendo independientes, pero lo que antes veían de un color negro ahora quizás lo vean gris.

Ningún patrocinador (o personas con relación con algún patrocinador de equipos) debería estar en ningún comité de la UEFA.

Florentino Pérez ha perdido la batalla de los despachos. No pido que la gane, pido sólo que no la pierda. Igual que él ha exigido a su Junta un código ético, hay que imponer un código ético en la UEFA.


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