Las últimas elecciones a
socios representantes fueron históricas por la elevada participación. Nunca
antes se habían presentado tantos socios para representar al madridismo en la
Asamblea.
Sobre todo sorprende
porque, sin embargo, una vez elegidos, sea sólo el 50% el que acude a dicha
Asamblea. De hecho, en la última Asamblea, la primera en la que se han
estrenado los nuevos socios representantes, sólo hubo 1.200 participantes de un
total de algo más de 2.000.
El motivo de que se haya
presentado tanta gente no responde a un resurgir de la pasión madridista, sino
a un combate entre grupos de poder por controlar la Asamblea. Desconozco
si los medios u otros blogs han llegado a reflejar esto, pero consideren lo que
les vamos a contar como una primicia. Vamos con los hechos:
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La Asamblea es el órgano en el que las decisiones de la
Junta Directiva son ratificadas.
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Es precisamente el órgano que tumbó la reforma de
estatutos de Ramón Calderón, el mismo órgano cuya manipulación llevó a su
dimisión.
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Acuden unos 2.000 socios en representación de los 65.000
que componen la masa social.
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Se escogen 23 (ó 27, no recuerdo exactamente) socios en representación
de su propio millar.
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Para ser escogidos, necesitan un aval de 3 socios. En
caso de que en su millar haya muchos candidatos, se celebran elecciones. En
caso de que no haya suficientes candidatos, son proclamados automáticamente y
los asientos sobrantes hasta completar los 23 ó 27 se hacen por sorteo.
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En las pasadas elecciones la mayoría abrumadora de
millares requirieron de votación, tal era el número de socios que se habían
presentado.
Y aquí viene la
explicación de lo que ocurrió:
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Iniciado desde las instancias del Club, la Junta
Directiva comenzó un proceso de reclutamiento de socios para que saliesen
elegidos, socios que fuesen afines a la actual Presidencia y no a otros grupos
de poder.
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Paralelamente, los grupos de poder independientes, a favor
o en contra de la Presidencia, como las Peñas, la Plataforma Blanca y otros
grupos como la Asociación de Valores del Madridismo, realizaron una labor
similar de reclutamiento de candidatos y solicitud de firmas. Su actividad fue,
bien paralela a la de la Presidencia, o como reacción a la presidencia.
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El Club se alió con la Asociación de Valores del
Madridismo y crearon una “lista común” que unificaba a los candidatos, de forma
que esos dos grupos masivamente se votaban a sí mismos.
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El resto de grupos, carentes de más apoyos, e incapaces
de agruparse, se quedaron con menos votantes y candidatos.
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Los que pertenecían a listas ajenas al Club eran
automáticamente tachados de la lista oficiosa del Club, de forma que se creaban
dos grupos de madridistas: los pro-Florentino, y los a-Florentino
(independientes o en contra).
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Las listas eran listas cerradas y se pedía a los socios
que formaban parte de un grupo u otro que se votasen a sí mismos y su lista.
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El resultado fue devastador. La Junta Directiva realizó una
limpieza enorme de la Asamblea, sustituyendo a muchos de los antiguos
representantes. Se quedaron fuera históricos presidentes de Peñas. En
Plataforma Blanca, toda su representación fue eliminada. Incluso Martínez Bravo
recogió menos votos que otros 40 socios en su millar.
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Con esto se proclamaba una Asamblea favorable a la
Presidencia, idónea para iniciar las reformas estatutarias, que a la postre se
han aprobado, y fiel a la Junta Directiva. Detrás de esta coordinación desde el
Club parece estar el Secretario de Presidencia, encargado de socios, llamado
Manuel Redondo.
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Piensen que don Florentino argumentó la modificación de
Estatutos diciendo que era “urgente” modificar esos artículos (y no otros). Sin
embargo, la urgencia era relativa, puesto que durante los 3 primeros años de su
mandato no propuso ninguna modificación. No fue hasta que renovó la Asamblea,
con la Liga bajo el brazo, que propuso modificar los Estatutos.
Desde este blog
argumentamos poderosamente a favor de la modificación del sistema de elección
de socios representantes. Aunque don Florentino no lo considere urgente,
resulta esencial. Ya hemos argumentado en pasados posts que el club controla de
forma indirecta el voto de los socios representantes peñistas mediante la mano
alzada. También hemos explicado en este post que el sistema de elección se
encuentra oficiosamente manipulado para expulsar a las voces disidentes. Cuando
en un futuro haya no un don Florentino, sino un Ramón Calderón, nos quejaremos.
El sistema debe estar armado contra la manipulación, sea de un gran presidente
o de un mal presidente. Propongo un sistema al azar, como el sistema
ateniense, que evitará estas manipulaciones. Si el socio designado por la
Fortuna acepta, el sistema debe obligarle a asistir a las Asambleas, bajo
expediente sancionador. Ser socio es una gran responsabilidad, y serlo
representante todavía más.
La Causa continúa.