Se ha instalado en
nuestra afición un silogismo erróneo que tenemos que desterrar. Se trata de una
lógica inteligente, muy efectista, pero que nos hemos propuesto desmontar. El
silogismo triunfante es que “en el Real Madrid deben estar los mejores
jugadores, sean internacionales o de la cantera”. Esta idea, originalmente elaborada
por Florentino Pérez en su primera etapa, la que le llevó a contratar a Figo,
Zidane, Ronaldo y finalmente Beckham, fue también la que le llevó a despedir o
no renovar a Makelele, Redondo, Hierro, etc. La frase la complementó con otra
que afortunadamente ha sido desenmascarada y ya no se acepta, pero de tan
memorable recuerdo: “Zidanes y pavones”.
Ahora toca cargarse la
primera proposición, la de los “sólo zidanes”, o lo que es lo mismo: “en el
Real Madrid deben estar los mejores jugadores”.
Porque los mejores
jugadores no siempre crean el mejor equipo. Escojan el deporte y encontrarán
ejemplos. La lógica correcta es partir de lo más grande para ir a lo más
pequeño: “El Real Madrid debe tener el mejor equipo”, porque con el mejor equipo
se ganan títulos. ¿Y cómo se construye el mejor equipo? Este es un tema de
análisis en escuelas de negocio. Aquí pongo algunas respuestas:
-
Un gran líder. El líder es el jefe, no un compañero con galones. El
jefe es el entrenador. Para construir un gran equipo necesitas un gran entrenador
que sea un gran líder. Este es el ingrediente dinámico más importante. Los
equipos hoy pueden ser grandes, pero 10 años más tarde esos mismos componentes
ya no son tan efectivos. El líder debe:
o
Marcar el rumbo
o
Dar sentido al grupo
o
Predicar con el ejemplo
o
Señalar el estilo
o
Hacer fluir al grupo, eliminando aristas, promoviendo un
sentido común
o
Hacerlo fluir dinámicamente: sacar lo que no vale,
introducir lo nuevo y hacer que encaje, para mantener la competitividad
o
Formar colectiva e individualmente
o
Instruir (en lo técnico) colectiva e individualmente
-
Cohesionado. Un grupo de personas altamente cohesionadas.
-
Esforzado y con un un ritmo similar. En el deporte la gloria sólo se logra con esfuerzo. El sufrimiento forma parte de la ecuación del éxito y del mejor equipo. Y además de ser muy trabajadores, cada miembro del equipo debe tener un ritmo de trabajo similar: si hay uno vago o
juerguista contagia al resto.
-
Con mucho talento. Sin talento, tendrás un gran grupo
de amigos, pero no un equipo ganador.
-
Con humildad. Pero de la de verdad. La que se reconoce en el espejo y
se ve como lo que es. La que sabe dónde está y qué tiene que hacer para mejorar
o mantenerse. La que sabe retirarse cuando toca.
-
Alineado con la cultura de empresa. Tanto sus
miembros como su líder deben fluir con el espíritu de la empresa que les acoge,
porque al final estamos en contacto con el resto de la organización y de sus
socios y aficionados. Llevar un escudo es llevar un pasado, una forma de vivir
y una forma de respirar. No hay nada más pesado que el escudo del Real Madrid.
Con estos requisitos se
crea un gran equipo. Ahora lo que ese equipo necesita son oportunidades y suerte. Oportunidades para poder llegar a
ser “el mejor”, y suerte para que esas oportunidades no se vayan al garete.
Porque no lo neguemos, tanto en el fútbol como en la vida necesitamos esa
suerte. Ese balón que nos entra en el último minuto, o esa falta que no nos
pitan en contra… Cuando la suerte no nos acompaña, el líder vuelve a entrar en juego,
esta vez para restañar heridas, quitar complejos, restituir la moral.
Un gran equipo requiere
otro factor. El factor tiempo o
factor dinámico. Ser el mejor en un determinado momento no vale de
nada. Es una estrella fugaz. Lo que importa es serlo durante un tiempo
continuado.
Por eso, juntar a los
mejores no basta. A veces es mejor poner a alguien que no tenga tanto talento,
pero que complemente maravillosamente al que sí lo tiene. Eso hará al grupo
mejor. Porque hay grandes jugadores que, por ego, por poner lo individual por
delante de lo colectivo, hacen fracasar al grupo. Y a veces ni un gran líder
puede corregirlo.
Es mejor verlo al revés:
buscar las condiciones para crear un gran equipo, exponerle a oportunidades,
rezar para que haya suerte, y luego mantenerle en lo más alto.
La Causa continúa.
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