Los planteamientos
maniqueos en los que prensa y aficionados caen son incomprensibles. Ahora
parece que si te gusta Mourinho no te puede gustar Casillas y viceversa. La
polarización nos domina hasta el punto de que no se puede sencillamente
atribuir méritos y apuntar errores a unos y a otros.
Poner en duda la
profesionalidad de Casillas y su entrega al Real Madrid es ridículo, pero es
muy cierto reconocer que en lo deportivo el jugador no está en su mejor momento.
Los dos pensamientos son compatibles.
Podemos estar en
desacuerdo con el Premio Príncipe de Asturias a esa pareja de amigos, Casillas
y Hernández (yo, de hecho, lo considero el colmo del estupidez), pero, de haber estado en su piel, ¿qué habríamos hecho? ¿Negarnos
a recogerlo? Obviamente todos habríamos ido. Negarlo es mentirnos a nosotros
mismos ¿El que Casillas acuda a la entrega significa que se enfrenta a
Mourinho? Por supuesto que no. ¿Hay diferencias entre el entrenador y el
portero? Seguramente, y hasta las desavenencias pueden generar buenos
resultados.
Se le exige a Casillas
que apoye la causa de Cristiano Ronaldo para el Balón de Oro. Y se le acusa de haber votado a Ramos primero, en lugar de a Cristiano. Desconocemos
si el sentido de su voto es verdad o no, pero de serlo yo saco una conclusión
diferente al resto: no se trata de una traición de Casillas al Real Madrid (ya
que el Real Madrid no se juega nada). Se trata más bien de un fracaso de
Cristiano para ganarse el apoyo y cariño de sus compañeros de vestuario. Y,
por supuesto, no se trata de un desplante hacia el entrenador. Los jugadores no
tienen que seguir la indicación de voto que su entrenador les dé. Es libre,
entre otras cosas porque el Real no está involucrado.
Si Messi gana el Balón
de Oro no será un fracaso del Real Madrid. Como mucho, lo será de un jugador
del Real Madrid. Y eso tampoco debería afectarnos. Sabemos de la calidad del
portugués. En el palmarés del Real Madrid no están los Balones de Oro,
aunque puedan mostrarse en la Sala de Trofeos del Club.
Personalizar el éxito de
una gestión deportiva en un trofeo individual nos hace perder el sentido del
todo. Si aplicamos el sentido común, el entrenador del Real
Madrid es el pilar sobre el que se asienta la estrategia deportiva del club. No
hay jugadores que representen el
mourinhismo (¿Khedira, Cristiano, Pepe?) y otros jugadores que se enfrenten a
él (¿Ramos, Casillas?). Somos una única Causa.
La Causa continúa.
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