martes, 16 de octubre de 2012

¿Cómo será la vida después de Mourinho?


La decisión de don Florentino de conceder el poder deportivo absoluto a José Mourinho ha sido un brusco cambio de estrategia y un gran acierto. Por primera vez en años (desde Del Bosque) disponemos de un entrenador que supera los dos años de vida al frente del Real. La estabilidad de un entrenador correlaciona directamente con los éxitos deportivos. Demostrado. Por primera vez hay una lógica deportiva detrás de los fichajes y los descartes. Ahora podemos discutir si nos gustan o no, pero la lógica la determina el entrenador.
 
Gran parte del madridismo, además, se ha puesto del lado del entrenador, y aunque ha tenido, sobre todo inicialmente, actitudes y comentarios que se salían del estilo del Real Madrid, lo cierto es que poco a poco va acoplándose. Se mantiene, no obstante, la necesidad de disponer en el Real Madrid de un representante institucional, alguien que se enfoque en el mensaje de club, institucional, y que sea de la línea dura de Mourinho. Es preciso relevarle de su labor de representación del club en los aspectos no deportivos. Entiéndase el verbo "relevar" no como crítica, sino como un elemento de descarga a un entrenador que lleva también esa responsabilidad sobre los hombros, responsabilidad que NO le corresponde.

Lo más preocupante, sin embargo, es la polarización de los aficionados: a favor y en contra del entrenador. Mourinho un día dejará el club. No sabemos cuándo. Pero un día no estará. ¿Qué ocurrirá ese día? ¿Cómo recompondremos ese antagonismo que se ha ido creando entre los aficionados, posicionándose a favor y en contra del entrenador? Llega hasta tal punto que se denosta a algunos jugadores con el mero rumor de que se han enfrentado al entrenador. En los últimos días, ha habido revuelo con Ramos y Casillas por meros rumores.

Debemos centrar el tiro y mantener la calma. El sentido común se impone: el entrenador es el máximo estandarte deportivo del club. Sobre él gira toda la estrategia deportiva. Sin él hay que inaugurar una nueva. Pero no porque sea Mourinho, sino porque es el entrenador.

El día que ya no esté, caemos en el grave riesgo de estar comparando al nuevo con el antiguo, de criticar al antiguo ahora que ya no está, de criticar al nuevo porque ya no es como el anterior. El sentido común vuelve a indicar el camino: el nuevo entrenador deberá contar con el mismo apoyo que ha tenido Mourinho, tanto dentro del Club como entre los aficionados. Si no, entraremos en una etapa de crisis muy dolorosa y los rivales se llevarán todo el pastel.

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