Cuando los peñistas
acceden como representantes a la Asamblea del Real Madrid, lo hacen como
representantes no de su peña, sino de su millar. Sin embargo, siguen fielmente
las instrucciones de su peña, como si de un partido político se tratara,
votando lo que beneficia a la peña y no lo que beneficia al Real Madrid.
A su vez, y esto es todavía más grave, las peñas y sus presidentes se encuentran maniatados por el propio Club, ya que la Junta Directiva que lo preside otorge más o menos prebendas a las peñas (entradas para finales, por ejemplo o partidos fuera) en función de su adhesión a la Junta Directiva. Es por ello que el Club, a través de las Peñas, controla a las Asambleas. Dicho control, del todo execrable es, por supuesto, independiente del signo político o presidente que nos encabece. Es un mal que ningún presidente ha querido cambiar.
El sistema queda sellado
con la votación a mano alzada, pues les aseguro que muchos peñistas votarían
según su conciencia, si no fuera por el escrutinio visual del voto a mano
alzada. No hay nada peor que destacar, levantando una cartulina del signo contrario a lo que la Peña desea.
A su vez, y esto es todavía más grave, las peñas y sus presidentes se encuentran maniatados por el propio Club, ya que la Junta Directiva que lo preside otorge más o menos prebendas a las peñas (entradas para finales, por ejemplo o partidos fuera) en función de su adhesión a la Junta Directiva. Es por ello que el Club, a través de las Peñas, controla a las Asambleas. Dicho control, del todo execrable es, por supuesto, independiente del signo político o presidente que nos encabece. Es un mal que ningún presidente ha querido cambiar.
La mejor forma de
solucionarlo es eliminando la votación a mano alzada y asegurando un voto
auténticamente secreto.
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