sábado, 29 de junio de 2013

“El entrenador está vivo, ¡muera el entrenador!”

En la monaquía inglesa se hizo popular aquella frase que decía: ““The King is Dead, Long Live the King”. En Francia, pero también en España, existe su traducción: “El Rey ha muerto, viva el Rey”. La frase tenía sentido por varios motivos:

-       Refuerzo del poder establecido: Teleológicamente indicaba la conexión sucesoria y divina entre el rey que moría y el nuevo que le sucedía. Reforzaba, en definitiva, el poder de la monarquía.
-       Daba seguridad al pueblo: establecía una jerarquía que evitaba guerras sucesorias. Tras un rey muerto siempre hay un futuro. Era una frase optimista.

En el Real Madrid, lamentablemente, no la podemos emplear. Pero tenemos otra pesimista: “El entrenador está vivo, ¡muera el entrenador!”. Si la anterior expresión tenía los dos significados expresados, la expresión madridista viene a decirnos lo siguiente:

-       Debilidad del poder establecido: teleológicamente indica la debilidad sucesoria del poder interno del club, y por el contrario, la fuerza del poder externo del club: la prensa. Una vez puesto un entrenador, ya tienen un objetivo que abatir: el nuevo.
-       Da inseguridad al pueblo: establece una jerarquía que pone a la prensa por encima del club. Tras un entrenador muerto, el nuevo tampoco tiene futuro. Es el pesimismo encarnado.

La Revolución Francesa acabó con el sentido literal de aquella frase del Rey. Pues yo, madridistas, os digo que acabemos ya con la nuestra sobre el entrenador. Hemos escogido a uno nuevo, a algunos nos gustará más, a otros menos. Os pido un periodo de confianza, un año de darle la confianza necesaria para evaluar cómo trabaja con el vestuario, un año para no dejarnos contaminar por una prensa que desea controlarnos y que hasta ahora lo ha conseguido.

La Causa continúa.

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