Y de la chistera
Florentino se sacó nada menos que a Zidane. Al gran Zidane. Y tan rápido como
salió, el conejo, que bien listo que era, volvió a esconderse. Se acabó la
magia.
Nuestro presidente tiene
la estrategia de comunicación bien aprendida, pero convertida en manía.
Consiste en sacarse algún truco de la manga en junio para justificar un mal
año. Por cierto, ya van unos cuantos malos…
Una vez son jugadores
galácticos, otra vez son entrenadores estrella, y ahora le toca el turno a
Zinedine Zidane como director deportivo. Pero a don Florentino le ocurren dos
cosas:
-
La primera es que la gente ya le comienza a pillar sus
trucos. Estamos cansados de tanto fracaso deportivo, y los resultados de
ingresos ya no nos entusiasman.
-
La segunda es que su último truco le ha salido rana.
Mientras don Florentino se llenaba la boca en los medios de comunicación del
rol de Zidane, extrañamente el francés se dedicaba a jugar partidos de antiguas
estrellas y no abría la boca. Poco a poco, Florentino fue moviendo de posición
a Zidane: que si entrenador, que si segundo entrenador, que si conector de los
jugadores con la presidencia… Zidane no va a ser director deportivo porque no
quiere, y el Presidente nos ha vuelto a tomar el pelo. Las decisiones las toma
él y su equipo, y en esas decisiones no interviene ni intervendrá Zidane, que
pocas ganas tiene de que le usen.
Los madridistas tenemos
que empezar a quitarnos el velo permanente de una Junta Directiva líder en lo
económico y firme en los fracasos deportivos. Parece incomprensible que tanta
firmeza no tenga algún tipo de queja por parte de la afición, aunque ya se
observan muchos síntomas de cambio.
Este año el Bernabéu
dictará sentencia. Ojalá don Florentino perdure, porque eso significará que le
han acompañado los éxitos, y eso significará que el Real habrá logrado la Liga,
o mejor aún, la ansiada Décima.
La Causa continúa.
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