Suponiendo que el
entrenador que ocupe el banquillo del Real a partir de agosto no haga nada
estrafalario, varios elementos contribuirán a que se estabilice en el
banquillo:
1)
Darle poder y estabilidad. Si la Directiva no le
apoya firmemente, no tendrá ningún futuro. Para ello, es preciso un diálogo
constante y fluido.
2)
Apalancarse en lo conquistado. El nuevo entrenador
debe partir de lo conquistado por Mourinho. Las cuotas de poder que alcanzó
Mourinho debe heredarlas el nuevo entrenador. Si no, sería un paso atrás.
3)
Ayudarle a encontrar el mejor talento. El Real Madrid
necesita seguir reforzándose. Necesitaremos nuevos talentos que complementen a
los existentes. Esta plantilla es muy buena, pero el principio del fin está en
considerarla suficiente.
4)
La suerte de los resultados, sobre todo en los
primeros dos meses de Liga (y quizás Supercopa). De hecho, la Supercopa será
importante para establecer simpatías y antipatías.
5)
El apoyo de la afición. Mourinho contó con bastante
apoyo a su llegada. Es preciso que el nuevo entrenador disponga de un cierto
aval ante los aficionados, si no es por su curriculum, al menos sí por ser
entrenador del Real Madrid. Le hacemos un flaco favor a nuestro club si, por el
mero hecho de no ser Mourinho, lo criticamos a las primeras de cambio.
6)
Más apoyo institucional. Mourinho no contó con
un director de Relaciones Institucionales que le secundase en su labor con la
prensa. Es preciso que el entrenador cuente con una figura de apoyo que cargue
con mucha de la presión mediática y que permita al entrenador centrarse en lo
futbolístico. Ese cargo deberá contar con el beneplácito de Directiva y
entrenador.
7)
Trabajar la prensa. El Club debe recomponer relaciones
con la prensa, ser cariñoso con ella al mismo tiempo que debe hacerla ver que
apoyan total y absolutamente al entrenador.
Mucha suerte.
La Causa continúa.
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