jueves, 9 de mayo de 2013

¿Cómo lograr éxitos deportivos continuados en el tiempo?


Para que un equipo triunfe es necesaria una guía estratégica. Y toda guía la encarna un entrenador. Así que para que un equipo triunfe es necesario que el entrenador triunfe también. A tenor de la vorágine vivida en los últimos días con Mourinho, me asalta la pregunta de ¿cómo es posible que un entrenador triunfe? En mi opinión, es preciso que lo cimente sobre trofeos. La clave para lograrlos es combinar estos cuatro elementos:

-       Talento. Sin que haya talento en el equipo los títulos no estarán nunca asegurados. Puede sonar alguna vez la flauta, pero lo normal será fracasar. A aquel equipo que levantó la segunda liga de Capello le faltaba talento. Los propios jugadores lo sabían. Por eso caían en octavos de final de Copa de Europa. Hay que tener gente con talento. Y el entrenador, también con talento, debe conjuntarlo.

-       Autoridad. El Presidente debe investir al entrenador de autoridad sobre jugadores. Hemos aprendido ya que, en el Real, sin este mínimo requisito, los jugadores hacen de su capa un sayo y ponen y quitas entrenadores.

-       Estabilidad. Con autoridad necesariamente debe venir también la estabilidad. Esto significa que se apoya al entrenador aunque haya habido dos derrotas consecutivas, o eliminaciones dolorosas. Un presidente no puede dejarse vencer por presiones externas, periodísticas o no. El entrenador debe tener autoridad asegurada para cuatro años, para poner en marcha el proyecto.

-       Cultura. Con los 3 elementos antes mencionados, un entrenador bueno, con autoridad y estabilidad, rodeado de talento, logrará triunfos con total seguridad. Estos 3 elementos fueron los que acompañaron los éxitos de la época de Vicente del Bosque. Pero para lograr la gloria necesitamos un cuarto elemento: la cultura. Se trata de que el entrenador y los jugadores comulguen con la cultura del club, su idiosincrasia. Así sus triunfos se enlazan con el imaginario colectivo. Por eso triunfó tanto la Quinta del Buitre, porque tenía cultura (aunque a los entrenadores en muchos momentos les faltó autoridad y estabilidad).

Combinados los cuatro, los triunfos fluidos y constantes en el tiempo estarán asegurados.

La Causa continúa.

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