jueves, 14 de abril de 2011

Consciencia e ilusión: el Real en semifinales de la Orejona

Parece una consigna: ilusión por encima de todo. La esperanza en un futuro renovado impregna al madridismo con su final de Copa del Rey y, sobre todo, con las semifinales de Copa de Europa. Es la esperanza propia de la sequía. Pero ya se encarga Mourinho de poner a cada uno en su sitio, y en acertadas declaraciones, repite: “Lo normal es que el Madrid esté en cuartos” y posteriormente, “lo normal es que el Madrid llegue a semifinales”. Hemos perdido la costumbre, y se nota. Por eso prima la ilusión.

Lo que me preocupa es la censura crítica. Parece como si el que se atreve a comentar las posibilidades reales fuese un antimadridista o un apestado. Los madridistas siempre nos hemos caracterizado por apoyar a nuestro equipo, pero desde el realismo. Y la realidad duele: somos un aspirante no favorito. Tenemos la historia, estamos construyendo el presente pero todavía no está ahí. En el Real Madrid no se celebran los pases a semifinales o a la final, se celebran sólo las victorias. Si el Real no gana alguna competición este año, nadie se acordará porque la sombra de las victorias es demasiado larga. Nadie se acuerda de aquella final que perdimos en 1981 contra el Liverpool. Todos nos acordamos de la sexta Copa de Europa en el 66, de la séptima en 1998, y las dos siguientes en 2000 y 2002. En el Real Madrid, más que en ningún otro sitio, las derrotas no tienen padre ni tienen memoria.

De hecho, precisamente desde nuestra aceptación de sabernos no favoritos es desde donde se construyen las hazañas. La séptima Copa de Europa era imposible, nos enfrentábamos a la Juventus. No éramos favoritos. Ganamos. La octava era todavía más imposible, nos enfrentábamos en cuartos al gran Manchester United, claro favorito. Y ganamos con contundencia. Los jugadores del Real siempre se han picado cuando nadie ha dado un duro por ellos. Esta es la situación que vivimos ahora.

El pecado del rival será la soberbia, la lógica sensación de superioridad al comparar su juego con el del Real Madrid. Por eso su entrenador hará tanto esfuerzo por ir de víctima, por recordarle a sus jugadores que el Real es el rival a batir, no ellos. En los próximos días veremos al rival ponerse la piel de cordero, decir que el Real es el gran coloso del fútbol mundial, etc. De hecho, ya un jugador contrario (no recuerdo cuál) afirmaba sin rubor que en el partido de Liga que les enfrenta próximamente el Madrid es favorito porque juega en el Bernabéu y que en las otras dos copas no hay favorito claro. Pues mentira. Lo hay y son ellos. En este escenario, en el que los diarios deportivos nacionales venden la ilusión del madridismo y el rival va de modesto entregándole la presión al Real, y comparando las actuales plantillas y esquemas asimilados de juego, yo lo apuesto todo por el rival.

Y sin embargo, siendo realistas, el Real Madrid tiene muy pocas posibilidades. Cualquier victoria del Real será (casi) un milagro. Mourinho entona ya el cántico adecuado. Más vale que los madridistas, nos alineemos con él. En este escenario, en el que nadie apuesta por nosotros, en el que el favorito es el contrario, apuesto todo por el Real Madrid.

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