miércoles, 20 de abril de 2011

La táctica fabiana de Mourinho, el nuevo Cunctator

La victoria se labra desde la humildad. La humildad es lo que permite lo que el Oráculo de Delfos indicaba en su frontispicio: conócete a ti mismo. La humildad es lo que permite ver con los cristales correctos al rival. Y la humildad permite, sin mácula e influencia, comparar tus virtudes con las del rival. Desde esa humildad se puede construir el futuro.

Mourinho le ha mostrado a los madridistas (algunos todavía no lo quieren ver) que el Real actual no está a la altura de su historia y que se enfrenta a un rival superior. Desde ese conocimiento, fiel a la realidad, plantea el partido. Así se labra una (posible) victoria. Anclados en la mentalidad de superioridad moral y mental no se avanza. Don Santiago como jugador, entrenador y presidente habría estado con Mourinho porque hablaban el mismo lenguaje.

Pero es que la historia nos revela que la estrategia es la más adecuada. Mourinho no hace sino seguir la polémica pero eficaz estrategia de Quinto Fabio Máximo en la Segunda Guerra Púnica, cuando tuvo que enfrentarse al extraordinario ejército del general cartaginés Anibal. Máximo era consciente de la superioridad táctica del rival. Sabía que en enfrentamiento directo no podría vencerles, así que decidió seguir los pasos de Aníbal sin enfrentarse abiertamente con él. Muchos en Roma, e incluso entre sus propios oficiales, consideraron su estrategia humillante, cobarde e impropia de Roma. Le apodaron el Cunctator (el que retrasa). Cuando terminó el mando de Fabio Máximo, se puso el ejército romano en manos de Paulo y Varrón. El resultado fue la más humillante de las derrotas romanas, producida en tierras itálicas (Cannas) y a manos de Aníbal en el 216 a.C. Esta victoria elevó a Aníbal a los puestos de gloria de los estrategas, junto a Alejandro Magno, Julio César y Napoleón Bonaparte.

La derrota fue tan traumática que Roma se plegó ante la estrategia de Fabio Máximo y volvió a ser elegido cónsul. Su cautela sirvió para erosionar la fuerza de Aníbal. Los generales romanos que le siguieron, más agresivos, habían aprendido las tácticas de Aníbal y supieron contrarrestarle finalmente en Zama. Pero esa ya es otra historia.

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