jueves, 10 de febrero de 2011

El Grito silencioso

El célebre cuadro de Munch podría representar fielmente a los jugadores del Castilla. La cantera del Real es un grito silencioso, es una desesperación incontestada que se torna en frustración, en talento perdido. La historia reciente no les ofrece ningún optimismo. Y para colmo, tampoco ayudan las decisiones de la temporada.

Mourinho fue extremadamente listo. Consciente de que un sector del periodismo (que es la vía que influye sobre el público) estaba deseoso de dar oportunidades a la cantera, decidió en su aterrizaje como técnico visitar al Castilla, analizar a los jugadores, prestarles atención. Esto suscitó la pasión de los periodistas, que llenaban sus artículos y columnas con laudatios a un entrenador que por fin, sí se fijaba en la cantera. Incluso, en una maniobra magistral, decidió darle ficha a un defensa de excelente porte, Mateos. La maniobra de relaciones públicas había funcionado: ya tenía la vitola de entrenador que tiene en cuenta la cantera.

En cuanto comenzó la liga, todo eso desapareció. Y para evitar el mosqueo de los periodistas, de nuevo una carta bajo la manga: sacaba a los chicos en el minuto 40-45 del segundo tiempo. Es decir, nada. Pero para los periodistas era una revolución. ¡Tantos chavales de la cantera han debutado!

Pero algo de mala suerte sí podía tener José Mourinho: se lesionó Higuaín. Y comenzó entonces su presión mediática para lograr un sustituto temporal. Algunos periodistas se preguntaron: ¿Y este chico Morata, el delantero del Castilla? Mourinho le ve verde. Y de hecho, los entendidos me cuentan que el chico está todavía por hacer y que no es el más virtuoso de los que están en el Castilla.

Pero el entrenador del Real Madrid había vendido la imagen de hombre de cantera (no se contrasta con su pasado como entrenador, pero Mourinho siempre se reinventa) y ahora había caído en su propia trampa. No confiaba en el muchacho y probablemente tenga razón en este caso. Así que mareó la perdiz y decidió sacarlo unos pocos minutos en el partido contra el Real Zaragoza en diciembre de 2010 (Zaragoza 1 – Real 3). Le salió bien la jugada porque el chico no marcó. Le fue suficiente para sentarse con él y decirle que tenía que madurar en el Castilla y empezar a meter más goles. Despachado. Luego comunicó esta conversación a los periodistas más fanáticos y el trabajo estaba hecho. Morata quedaba descartado y el entrenador tenía vía libre para presionar al Presidente en la contratación de un sustituto de Gonzalo Higuaín.

A la Presidencia tampoco le gustaba Morata. De hecho, prefería no contar con nadie. “Es una plantilla cerrada”, me argumentaban algunos. Pero Mourinho lanzó el órdago, preparando una excelente excusa que poner si no se ganaban títulos. Y la dirección del Real Madrid decidió mandarle un dardo envenenado: Emmanuel Adebayor. Ya no hay excusas. Mourinho había ganado la batalla, había conseguido su jugador, pero no se sabe si ha ganado la guerra. Adebayor, mientras marque, le dará la razón parcial a Mourinho. Pero si no hay títulos no podrá poner esta excusa. Pondrá otra.

En todo el remolino, la cantera volvía a quedar olvidada. Por muchos mensajes que se lancen en ruedas de prensa, las acciones hablan por sí solas. El último jugador de la cantera en triunfar ha sido Iker Casillas, justo antes de la llegada de don Florentino Pérez. Desde don Florentino, no hay espacio.

Una buena idea para los periodistas: analicen cuántos jugadores del Castilla han debutado en los últimos 10 años, contabilicen el promedio de minutos totales jugados y contrástelo con los entrenadores que ha tenido el Real. Sería interesante confirmar el cuidado que el actual entrenador da a la cantera.

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