domingo, 12 de enero de 2014

La desesperación madridista


Creo que el madridismo debería ser objeto de un caso detallado de psicología del comportamiento. Todos criticamos a Florentino, pero a la hora de la verdad, todos le apoyamos.

Cuando se comienza un debate sobre los problemas estructurales del Real Madrid, todos coinciden en diagnosticar, como mínimo, estas causas comunes: la debilidad del entrenador, la fortaleza de algunos jugadores, la presión mediática de distintos medios, la falta de serenidad y la pésima planificación. Hay otras causas que no gozan del consenso general.

En ese análisis retrocedemos a Mendoza y llegamos hasta Florentino. Y cuando analizamos en detalle cada una de esas causas comunes, observamos sin apenas debate que muchas de ellas tienen origen en su gobierno, esto es, en su Junta Directiva: un entrenador es débil porque la Junta Directiva no le apoya contra viento y marea, un puñado de jugadores es fuerte porque la Junta Directiva les consiente, la presión mediática de los medios se ceba sobre todos los estamentos del Club, la serenidad falta porque la Junta Directiva no puede apoyar un proyecto sin que unos y otros estén saboteándolo continuamente, y eso, finalmente, contribuye a una falta de planificación deportiva. La Junta Directiva, pues, es responsable, y su cabeza indiscutible es el presidente, Florentino Pérez.

Esto nos lleva a analizar su figura, sus logros y sus fracasos. A la hora de analizar sus aciertos, sus defensores más entusiastas manejan un único (aunque muy poderoso) argumento: Florentino nos sacó de la ruina. Es un argumento irrebatible. Su gestión económica es excelente (incluso a pesar del inútil debate actual sobre la deuda). Pero no hay nada más. Es un desierto de aciertos y una selva de errores.

Y a continuación, sucede algo sorprendente: tras esta conclusión, se proclama por la mayoría: “yo le volvería a votar”. ¿Cómo se explica esta disonancia cognitiva?

Creo que se debe a la existencia de alternativas ridiculizadas, de una oposición títere, de una desesperación brutal. La figura todopoderosa de Florentino consume al madridismo dejándolo huérfano de opciones. Las alternativas más solventes se ocultan, temerosas del desgaste que les ocasionaría Florentino y de una derrota inevitable en ese fortín florentinista que es la Asamblea de Representantes. ¿Tendremos que llegar a un apocalipsis para que haya una regeneración? Hago un llamamiento a la esperanza, a la búsqueda de nuevas soluciones, de nuevos modelos que reemplacen al actual. Me pregunto si es posible una nueva figura que mantenga el tipo (económico, institucional) ante Florentino y que tenga el coraje de decir "basta ya".

La Causa continúa.

 

 

 

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