Con el debate de
la portería, de las idas y las venidas hemos perdido el foco en lo importante. ¿Aquí quién co*/&o ficha? Ha pasado de
puntillas lo fundamental y al mismo tiempo lo más importante. Ya tenemos de nuevo al presidente fichando.
Y eso sólo significa una cosa: mega-estrellas, mega-caras, muchas camisetas, ¿y
mucho juego? Hay claro-oscuros al respecto. Bale por un lado, Kaká por otro. Y
aunque James nos ofrezca grandes éxitos, ojalá, lo verdaderamente crucial es
que los fichajes deben hacerse con
sentido deportivo, no basado en el capricho, en la caja sobrante, en el
presupuesto de marketing o en las cuentas anuales. Si, además de tener sentido,
son mega-estrellas y venden muchas camisetas, pues tanto mejor.
Una de las peores
consecuencias de la Décima es otorgar un poder omnímodo al que ya casi mantiene
todo el poder. Es la réplica de lo que ocurrió en el año 2001 con la llegada de
don Florentino: equipos
descompensados, equipos sin hambre.
¿Vamos a tener
que dejar pasar otros 12 años para darnos cuenta de esto? ¿Por qué animamos la
llegada de James si no parece tener un encaje lógico en el equipo? ¿Por qué se
ficha a Keylor si Diego López ha funcionado? ¿Por qué perdemos a Xabi Alonso de pronto y sin aviso? Si
entendemos por qué se ficha, entenderemos qué lo motiva. Y no es lo deportivo.
La Causa continúa.
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