jueves, 7 de marzo de 2013

Mano dura a la velocidad

Leemos en la prensa numerosas noticias de jugadores del Real Madrid, algunos con reiteración, que son sancionados por la Dirección General de Tráfico. Marcelo fue parado cuando conducía sin puntos en el carné, Benzema fue multado por conducir a 216 km/h, Essien a 150 km/h y otro jugador montando un Porsche (quizás Callejón o Cristiano, no sabemos cuál) se salvó porque, yendo a 260 km/h, la matrícula salió borrosa. Otros jugadores como Drenthe han tenido accidentes. Y todo parece coincidir, en un ejercicio de causalidad, con el acuerdo que el Real Madrid tiene con Audi y por el cual los jugadores madridistas reciben un coche de la firma. Para agravar más las cosas, la propiedad de los vehículos es del Real Madrid.
En definitiva, si en el anterior post alabábamos los ciento once años de historia representados por una forma de vivir y comportarse en la vida, no es de extrañar que este bloguero públicamente solicite al Club que tome cartas en el asunto.
Los jugadores, a diferencia de los seguidores, son figuras públicas. Deben dar ejemplo siempre, pero por partida doble, ya que son imitados por millones de niños. Las conductas inadecuadas fuera del terreno de juego también deben ser reprobadas.
Hay muchas acciones que se pueden llevar a cabo: sanciones millonarias a los jugadores empleadas para proyectos de la Fundación Real Madrid o de asociaciones sin ánimo de lucro (sobre todo dirigidas a la Seguridad Vial, como el Hospital de Toledo, por ejemplo), obligar a los jugadores incumplidores a ser imagen gratuita de dichas instituciones, dejar de entregarles vehículos de Audi o hacerlos con condiciones, la petición de perdón pública y el propósito de enmienda… Pero por el amor de Dios, que haya algo.

En el Real Madrid debemos recuperar un cierto paternalismo hacia estos jugadores. Cierto que ahora el mercado es más mercenario que nunca, y los representantes cubren el espacio paternalista que cubrían los clubes, pero es posible encontrar un punto intermedio.

La Causa continúa.

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